Perspectivas
GLP-1: el peso de la especulación
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Global Equity Observer
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diciembre 28, 2023
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GLP-1: el peso de la especulación |
La obesidad supone una de las crisis sanitarias más dominantes; se espera que casi una cuarta parte de la población global se considere obesa para 2035, frente al 14% de 20221. Más allá de los efectos físicos y mentales que la obesidad plantea para las personas, reviste repercusiones de gran alcance para la economía global: se estima que el impacto negativo macroeconómico sea del 3,6% del producto interior bruto estadounidense, posiblemente con unos costes indirectos de 1,24 billones de USD en pérdida de productividad2.
El surgimiento de los fármacos análogos del GLP-1 ha repercutido en los diferentes sectores, pero mantenemos el optimismo acerca de su efecto en nuestras carteras.
Los fármacos análogos del GLP-1 (péptido similar al glucagón-1) han sido proclamados la revolución para atajar la obesidad y algunos fabricantes de medicamentos están ampliando su capacidad tras las recientes autorizaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA)3.
El GLP-1 es una hormona natural que se libera en el intestino y el cerebro en respuesta a los alimentos y que contribuye a regular el nivel de azúcar en sangre estimulando las células productoras de insulina del páncreas cuando los niveles de azúcar en sangre suben demasiado. Los fármacos análogos del GLP-1 existen desde 2010, principalmente, para el tratamiento de la diabetes tipo 2. ¿Cuáles son las novedades? Anteriormente, al inyectarse, el GLP-1 no duraba lo suficiente como para llegar al páncreas. Sin embargo, los nuevos fármacos disponibles en el mercado han logrado superar este problema. Esto supone un importante paso adelante para atajar la obesidad; los estudios demuestran que estos fármacos reducen el peso corporal entre un 10% y un 20%, pueden minorar el volumen de consumo hasta en un 50% y pueden conseguir que los pacientes eviten más alimentos y tentempiés procesados. Aparte, y de manera anecdótica, los pacientes registran un menor consumo de alcohol, drogas y tabaco, pues los fármacos análogos del GLP-1 pueden debilitar la asociación cerebral entre los estímulos y los sentimientos asociados con el placer.
Esta situación se ha traducido en un interesante dato sobre el impacto potencial de un uso generalizado de este tipo de medicación en múltiples sectores, por ejemplo, el de las aerolíneas, mediante ahorro de combustible por el menor peso de sus pasajeros4. El mercado ha recompensado recientemente a los fabricantes de fármacos análogos del GLP-1 como beneficiarios inmediatos{ut}, en contraposición a las acciones de compañías dedicadas a las tecnologías médicas y los alimentos y bebidas de Estados Unidos, perdedores de este tema. Como inversores a largo plazo que llevamos a cabo análisis exhaustivos ‘bottom-up’, consideramos que el impacto a medio y largo plazo sobre nuestras carteras es mínimo, lo cual no equivale a subestimar el efecto general. Hoy en día, menos del 1% de la población estadounidense toma fármacos análogos del GLP-1 para perder peso, mientras que en torno al 30% de dicha población es clínicamente obesa. En aras de la sencillez, suponemos que en torno al 10% de los estadounidenses podrían utilizar estos fármacos para 2034.
Consumo estable
Algunos analistas estiman que los fármacos análogos del GLP-1 podrían reducir la ingesta de calorías entre un 15% y un 20%. Extrapolando este dato y proyectando que entre 25 millones de estadounidenses y 50 millones de estadounidenses podrían tomar estos fármacos para 2030, se extrae que la ingesta de calorías del país podría reducirse entre el 1% y el 3%5. Aunque continuamos sin evidencias de que los fármacos análogos del GLP-1 afecten negativamente al consumo en estas categorías, la llegada de estos nuevos medicamentos podría suponer un obstáculo significativo para la capacidad del sector estadounidense de los alimentos y las bebidas para crecer a tasas de entorno al 5% de cara al futuro. El mercado ha realizado su juicio y el subsector estadounidense de alimentos, bebidas y tabaco ha caído un 9,9% desde comienzos de año, cotizando con un descuento de PER de más del 10% con respecto al mercado estadounidense6.
En cuanto al impacto en nuestra cartera, no poseemos fabricantes de alimentos, pues los consideramos compañías de escaso crecimiento y baja rentabilidad con una capacidad de fijación de precios limitada. Una multinacional estadounidense dedicada a la fabricación de refrescos en la que invertimos podría parecer, a simple vista, un ejemplo de compañía en riesgo, pero una evaluación de su modelo de negocio sugiere lo contrario. Casi el 70% de su cesta de productos corresponde a bebidas sin calorías o bajas en calorías, las categorías que probablemente se vean menos afectadas, mientras que en torno al 80% de las ventas proceden de fuera de Estados Unidos7, donde la adopción de estos fármacos bien podría ser más lenta. Si bien existe un riesgo de cola relacionado con el tabaco y el alcohol, todavía se debe demostrar que los fármacos análogos del GLP-1 incidan negativamente en el consumo de esas categorías.
Atención sanitaria
En el ámbito de la atención sanitaria, los ganadores inmediatos son las compañías que fabrican fármacos análogos del GLP-1, y uno de los dos principales proveedores vale en la actualidad más que toda la economía nacional de Dinamarca8. No mantenemos estas compañías en nuestras carteras globales porque las farmacéuticas no suelen cumplir nuestros criterios de alta calidad; aunque pueden generar beneficios significativos por un medicamento patentado —los fármacos análogos del GLP-1 son ejemplo de ello—, estos ingresos dependen de la protección de las patentes. Una vez expire la patente, las ventas y los beneficios podrían diezmarse por la competencia de los genéricos. Este problema es todavía más exagerado cuando una compañía depende de un reducido número de fármacos para potenciar su éxito.
El impacto potencial en los proveedores de equipos para los ámbitos de las ciencias de la vida y la atención sanitaria resulta más relevante para nuestras carteras. Consideramos que la negativa reacción de las cotizaciones al menos a algunos productos relacionados con la diabetes podría ser exagerada; en última instancia, los pacientes con diabetes siguen teniendo que controlar sus niveles de azúcar en sangre y administrarse su medicación. Una compañía de dispositivos médicos y atención sanitaria en la que invertimos, anunció recientemente que los pacientes que utilizan sus dispositivos de control de la glucosa además de tomar fármacos análogos del GLP-1 registran un mayor grado de cumplimiento en el tratamiento. Por su parte, un proveedor de ensayos clínicos en el que invertimos, ha salido favorecido de su participación en ensayos con fármacos análogos del GLP-1 y puede que así siga siendo durante todo el ciclo de vida de estos fármacos en caso de que los fabricantes deseen seguir las evidencias del “mundo real”, es decir, supervisando los patrones de uso y los efectos secundarios. Otra de nuestras posiciones, un proveedor estadounidense de servicios tecnológicos, farmacéuticos y biotecnológicos, podría salir favorecida por la provisión de inyectables estériles para este tipo de fármacos, con posibles ventajas indirectas para su negocio de equipos de laboratorio y venta de reactivos si se reinvierte en investigación y desarrollo como resultado del mayor flujo de ingresos hacia el sector de la atención sanitaria.
El peso de la especulación
Aunque prosigue el revuelo en torno a los fármacos análogos del GLP-1, todavía se desconocen sus efectos secundarios a largo plazo. Algunos estudios iniciales sugieren una relación entre los fármacos análogos del GLP-1 y efectos secundarios gastrointestinales o pérdida de masa muscular, y la FDA se ha comprometido a llevar a cabo una revisión tras los testimonios de depresión de algunos usuarios. Los fabricantes de medicamentos ya están trabajando en mejoras para abordar estas cuestiones. Desde un punto de vista práctico, los factores relacionados con la capacidad de producción y el reembolso de las aseguradoras podrían restringir la medida de penetración de estos fármacos, por no mencionar el tiempo necesario para alcanzar el punto máximo, que fue de 20 años en el caso de las estatinas9. Las aseguradoras estadounidenses tendrán un papel clave que desempeñar en este sentido, pues la adopción de estos fármacos se vería respaldada por su disposición a cubrir sus recetas. Fuera de Estados Unidos, la adopción también dependerá de que los sistemas sanitarios acepten cubrir su cobertura y las autorizaciones normativas de cada lugar.
Si bien el surgimiento de los fármacos análogos del GLP-1 ha repercutido en los diferentes sectores, mantenemos el optimismo acerca de su efecto en nuestras carteras y continuaremos siguiendo su evolución. A largo plazo, los que importarán serán los fundamentales de las compañías, su potencial de beneficios para el futuro y la sostenibilidad de sus rentabilidades a largo plazo.
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Managing Director
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Vice President
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